Como todos conocemos, el agua del mar es agua salada. Decimos esto por su sabor pero también por su contenido en sales, para la mayoría de la gente lo salado es aquello que tiene cloruro sódico, sin embargo en los océanos hay muchas otras sales diferentes entre las que hay sales de oro. La concentración de las sales varía en función de distintos factores, pero las estimaciones más conservadoras dicen que de media puede haber unos 6 mg de oro por cada 1000 litros de agua. Se trata de oro catiónico que habría que reducir para obtener oro metálico. Considerando la cantidad de agua de los océanos estos podrían tener 10000 millones de toneladas de este preciado metal.  ¿Sería posible salir a pescar oro de alguna forma?

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En primer lugar para tomar el oro del mar es necesario separarlo del resto de sustancias disueltas, debido a la pequeña cantidad de oro respecto a la gran variedad de otras sustancias los métodos físicos quedan prácticamente descartados. Sin embargo la química ofrece herramientas capaces de ser lo suficientemente selectivas. Las propiedades físicas de el oro catiónico pueden parecerse al de otros cationes, en cambio el comportamiento químico de cada elemento es en algunos casos únicos. Una opción para atrapar oro son los sensores químicos. Un sensor químico de oro sería una molécula que únicamente se una con este metal, discriminando a otros.

Una vez encontrado el compuesto capaz de hacer esta tarea en el mar sería necesario desarrollar un método para llevarlo a la práctica. Por ejemplo podría diseñarse un soporte sólido en el que poner el compuesto como podría ser un polímero. Este soporte podría acoplarse a un barco. La embarcación debería adaptarse para maximizar el contacto entre el sensor y el agua, para ello podría utilizarse un catamarán provisto de placas en la parte central para maximizar el contacto.

Lógicamente el sistema descrito en este artículo es ciencia-ficción. Técnicamente todo lo que se describe podría hacerse pero no sería para nada rentable. Desde el punto de vista químico, lo más costoso podría ser la reducción de oro catiónico a oro metálico. Estas perspectivas indican que tal vez en el futuro veamos barcos que salgan a pescar el oro del mar.